jueves, 31 de diciembre de 2015

Reseña: "Diarios de Bicicleta" por David Byrne

Iba a empezar la entrada de una forma deprimente la primera vez que bosquejé en mi cabeza (y en el Evernote que es donde por lo general escribo) pero no, hoy estoy contenta  y quiero reflejarlo un poco en esta entrada. Como me rehúso a perder mi vida a causa de la carga universitaria, seguí leyendo, no tan constante como antes o como quisiera, estuve varias semanas calentando "Diarios de Bicicleta" pero el martes dije "TERMINARÉ ESTE LIBRO ANTES DE  QUE FINALICE EL 2015"  y aquí estoy, escribiendo sobre el libro que acabo de terminarme hace pocas horas.


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Creo que vale la pena hablar un poco (quizás sería bueno hablar mucho, pero lo dejo a investigación de quien lea esto haha)  del contexto que rodea este libro, tanto sobre el autor, lo que ha hecho y obviamente del libro, así que aquí vamos, espero que parezca interesante lo que digo, porque lo que leí lo fue.

Sobre David Byrne


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Sáltate esta parte si lo conoces,  es difícil no haberlo conocido, aunque sea de nombre. Mis primeras reminiscencias de su nombre son un recuerdo borroso en la música de muestra de Windows XP (decir esto me da risa), junto a cierta sinfonía de Beethoven que tampoco recuerdo (y que debería). La canción de Byrne  era buena para mi gusto actual de música, pero demasiado bueno como para que me gustara cuando era pequeña (a los ocho recibí mi primer computador, cuyo SO era justamente Windows XP, no quiero ni recordar qué tipo de música escuchaba en esos tiempos, me quedo con mis destrezas en Paint, era lo que mejor tenía ) . El tema es que su nombre apareció ahora, cruzándose geográficamente con otros artistas que me gustan, y no necesariamente músicos como es el caso de Liniers al que alguna vez le vi una foto con Byrne en su Instagram. Además, Byrne en los Talking Heads, inició (al igual que Johansen) tocando en CBGB, entre otras maravillas que han ocurrido en el cosmos que me han hecho conocerlo.

Ah, esta es la canción que venía en la música de muestra haha




Byrne fue uno de los fundadores de los Talking Heads, banda setentera que se separó en el 91 y la agrupación ha sido considerada dentro de los más grandes artistas de todos los tiempos. Personalmente yo creo que cuando una banda es capaz de traspasar una barrera generacional tan grande como la que existe ahora, con tanta musica para el consumo, puede ser considerada "grande".Y lo digo desde la ignorancia y desde mi poco academica noción de cómo es que funciona la industria de la música.

Además, Byrne se ha desempeñado como productor, director de cine, actor, entre otras ocupaciones. Todo esto lo ha llevado a viajar  realmente muchísimo, y dentro de su equipaje lleva su bicicleta plegable con la cual recorre diferentes ciudades y en sus diarios muestra algunas observaciones acertadas y lúcidas acerca de cómo se desarrolla la vida urbana y de cómo esto refleja las creencias, los hábitos  y la cultura de quienes viven en estos lugares.



Sobre "Diarios de Bicicleta"

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Lo compré en la Feria Chilena del Libro del Costanera Center hace aproximadamente dos meses con mi pololo, el libro estaba con descuento. Lo compré a $4990 y aproveché de llevarme El Resplandor de Stephen King también. Es una edición realmente bonita, de tapa dura  y cubierta de tela, no podía creérmelo para el precio haha.

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Es difícil caracterizar un libro como este, pues hasta hace poco sólo leía novelas y esto NO es una novela ¿Cómo funciona este libro? Como muchas novelas. Como si la vida de muchas personas en muchas ciudades, o también sólo la vida de las ciudades, fuera una novela, contada por un ciclista curioso que interactúa  o no con personas de cuyas novelas trata todo esto. Hay algo maravilloso en este libro, Byrne habla sobre la gente, sobre una amalgama de cosas, pero en todo el libro lo que haces es crear una imagen mental de los lugares e incluso de él, conociendo lo que cree, lo que piensa  y lo que proyecta. Sin conocerlo yo hubiese creído que este libro estuvo escrito por un veinteañero ambicioso por vivir la vida.


Byrne es más que acertado en sus observaciones, y la verdad es que al menos yo creo que la observación es algo que se entrena. Nadie nace con cualidades holmesianas para la observación, al menos no alguien normal. Byrne es alguien normal con rumbo siempre al desarrollo personal y eso se nota. Se hubiese conformado sólo con la música si no fuera así.


De un libro tan extenso, tan diverso en su escritura y tan vibrante voy a recalcar solamente algunos aspectos que me  encantaron 
  • La interacción con las personas: Las observaciones , al  menos una buena parte no es gratuita. Es cierto que Byrne en algunos capitulos hace  algunas deducciones  sobre por qué algunos elementos urbanos han desaparecido o aparecido. Pero algunas conjeturas no nacen sólo de eso, una buena parte surge de conversaciones, de reuniones con personas (ya sean del lugar que visita o no). Las conversaciones  son parte enriquecedora de éste libro.
  • La presencia de la política : En parte de los capítulos es imprescindible  hablar de cómo las leyes, de cómo las decisiones de algunos políticos han incidido en el desarrollo urbano. Ya sea para bien o para mal. Incluso se habla de cómo algunas dictaduras han influido en el comportamiento y las necesidades de la sociedad, y de  cómo las ciudades han sorteado esas necesidades.
  • Proyectos personales : Byrne nos habla, además, de cuáles son las razones que lo llevan a visitar algunos países, es quien retrata qué es lo que se  busca en tal o cual ciudad y sobre en qué consisten (o consistían) algunos de sus proyectos  personales no sólo ligados a la música, sino a las otras ocupaciones que mencioné antes.
  • Humor: Byrne parece ser un tipo serio, pero tiene un humor inteligente, ligero, irónico y no gratuito. Es fácil amar esa cualidad en libro cuando estas inmerso en una sociedad donde los chistes suelen ser tan banales. Infinitamente agradecida por eso.
  • Viajes: Esto es lo más importante, los diarios de Byrne están basados en esto. Sólo que su centro es el recorrer las ciudades en bicicleta. Nunca he salido de Chile y me odio por eso. Gracias Byrne porque sé de países en los que nunca había sopesado la idea de viajar por creer que son poco interesantes (prejuicios ridículos).  ¿Un ejemplo? Filipinas


Tengo claro que esta reseña es algo escueta para lo que representa esta obra. Y voy a decir algo más escueto aún: Este libro habla de nosotros como animal social. Creo que uno de los grandes postulados de este libro, es que somos nosotros los arquitectos de las grandes urbes. En todos los aspectos posibles nuestra participación en comunidad, nuestras ganas de asentar algo (un negocio, un restaurant, un "lo que sea") sugiere un cambio en los hábitos de la sociedad, agrega un lugar al que conocer, las personas desarrollamos cierta afinidad con el lugar  y de pronto, las personas que lo frecuentan son similares  o distintas a nosotros y nos encontramos  interactuando en comunidad.

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Quizás es demasiado evangelizar y decir que lean este libro. Quizás sólo basta con convertirte en un real animal social, no llenándote de amigos, no sociabilizando desde la silla como lo hago yo ahora, pero si teniendo la suficiente apertura como para mostrar un nivel aceptable de tolerancia, que te permita conversar con personas de creencias diferentes, que te permita también entender por qué tu ciudad (o la de otro) funciona como tal y cómo mejorar los aspectos que no hacen feliz a las personas. Al menos es una de las cosas a las que me ha hecho aspirar este libro, a querer superar un poco esa barrera de "timidez" incluso cuando valoro y aprecio demasiado mi soledad e introspección.


Tampoco tienes que hacerte asiduo a la bicicleta (menos en Chile, donde todavía el transporte publico y privado no es realmente amigable) . Los chilenos guardamos reservas  con  el uso de la bicicleta no sólo por esa razón, sino también por el incipiente sedentarismo (que sumado a la alimentación han desembocado en grandes índices de obesidad)  y estilo de vida acelerado que nos exige cumplir en el trabajo, en los estudios. Vida con la cual todos deben sonreír aunque ganen el salario mínimo, y bueno, eso explica por qué no todos somos David Byrne en bicicleta portátil por el mundo.

Tenía que hacer eso, la bici del pie de página es atrayente xD


Así pues, la invitación real no es a leer el libro (que lo recomiendo muchísimo de todas maneras), la invitación real es a observar, interactuar  y consecuentemente mejorar como animal social y como ciudadano, y digo ciudadano no desde la perspectiva políticamente correcta. Eso es todo, feliz año nuevo. Tau ♡


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